Colombia amaneció este lunes con una noticia que conmociona a la política y a la ciudadanía: Miguel Uribe Turbay, senador de la República y precandidato presidencial, falleció en la madrugada del 11 de agosto en la Fundación Santa Fe de Bogotá. Su muerte se produjo después de más de dos meses en estado crítico, tras recibir varios impactos de bala en un atentado ocurrido durante un acto de campaña.
El ataque contra Uribe Turbay se produjo el 7 de junio de 2025 en el barrio Modelia, en el occidente de Bogotá. El dirigente, de 38 años, saludaba a simpatizantes mientras hablaba sobre la importancia de la salud mental, cuando un adolescente se acercó entre la multitud y le disparó a muy corta distancia.
Recibió tres impactos de bala: uno en la pierna y dos en la cabeza. La escena desató el pánico entre los asistentes, que de inmediato auxiliaron al senador. Fue trasladado de urgencia a la Clínica Medicentro, y posteriormente, debido a la gravedad de las heridas, remitido a la Fundación Santa Fe, donde inició una compleja batalla por su vida.
Durante más de 60 días, Uribe Turbay permaneció bajo estricta vigilancia médica en la Unidad de Cuidados Intensivos. Fue sometido a múltiples intervenciones neuroquirúrgicas para reparar los daños ocasionados por los disparos, en especial los que afectaron el cráneo.
En las últimas semanas, su evolución había permitido iniciar un proceso de neurorehabilitación y retirar gradualmente la sedación. Sin embargo, el 9 de agosto su estado volvió a complicarse gravemente a causa de una hemorragia intracraneal. A pesar de nuevos procedimientos de urgencia, la madrugada del 11 de agosto se confirmó su fallecimiento.
Minutos antes de que la noticia fuera oficializada, María Claudia Tarazona, esposa del senador, publicó un mensaje cargado de amor y dolor en redes sociales:
“Siempre serás el amor de mi vida. Gracias por una vida llena de amor, gracias por ser el mejor papá para nuestras niñas y para Alejandro. Pido a Dios me muestre el camino para aprender a vivir sin ti. Nuestro amor trasciende este plano físico. Espérame, que cuando cumpla mi promesa con nuestros hijos, iré a buscarte y tendremos nuestra segunda oportunidad. Descansa en paz, amor de mi vida. Yo cuidaré de nuestros hijos”.
Sus palabras conmovieron a miles de seguidores y líderes políticos que compartieron el mensaje como homenaje póstumo.
La noticia del fallecimiento de Uribe Turbay provocó un fuerte impacto en la opinión pública y un renovado rechazo a la violencia política que sigue afectando a Colombia.
El 15 de junio, pocos días después del atentado, miles de ciudadanos marcharon en silencio en ciudades como Cartagena para pedir justicia y repudiar el ataque.
Miguel Uribe Turbay nació en Bogotá el 28 de enero de 1986 en una familia de larga trayectoria política. Nieto del expresidente Julio César Turbay e hijo de la periodista Diana Turbay, su infancia estuvo marcada por una tragedia: a los cinco años perdió a su madre, asesinada en una fallida operación de rescate durante su secuestro por orden de Pablo Escobar.
Abogado egresado de la Universidad de los Andes, con una maestría en Políticas Públicas, inició su carrera política como concejal de Bogotá a los 25 años. Luego fue Secretario de Gobierno durante la administración de Enrique Peñalosa y en 2022 se convirtió en el senador más votado del país por el Centro Democrático.
Las autoridades capturaron al presunto autor material, un joven de 15 años, minutos después del ataque. El menor confesó que actuó “por plata” y “por su familia”. La Fiscalía General también vinculó a otros cinco adultos, incluyendo a Elder José Arteaga Hernández, alias “El Costeño”, señalado como coordinador del crimen.
El caso, que sigue en investigación, ha reavivado el debate sobre la seguridad de los líderes políticos y el fortalecimiento de la democracia frente a la violencia.
Miguel Uribe Turbay deja a su esposa, María Claudia Tarazona, y a su hijo Alejandro. Su asesinato no solo apagó una carrera política en ascenso, sino que volvió a poner sobre la mesa la urgencia de erradicar la violencia como herramienta en la disputa por el poder en Colombia.