Las retenciones, esos impuestos sobre las exportaciones que han marcado el pulso del sector agropecuario, han sido reducidas temporalmente, brindando un respiro en un entorno marcado por la sequía y la caída de precios internacionales de los commodities. Desde principios de este año, los porcentajes han experimentado ajustes significativos, un alivio que, sin embargo, no durará para siempre.
Hoy en día, las retenciones para los cultivos más destacados, como la soja, han pasado del 33% al 26%. Asimismo, los derivados de la soja, como el aceite y la harina, han visto una reducción del 31% al 24,5%. En el caso del trigo, el alivio se traduce de un 12% a un 9,5%. Además, es crucial destacar que el gravamen para las economías regionales ha sido eliminado de forma permanente, un avance que pretende fomentar la diversidad agrícola del país.
Más allá de los números, la recomendación de Milei ilumina la realidad del agro argentino, enfrentando un trasfondo de desafíos climáticos y económicos. Sin embargo, en medio de estas dificultades, la agroindustria se mantiene como un pilar esencial, generando ingresos en divisas y proyectando exportaciones que podrían alcanzar unos 30.800 millones de dólares en 2025, cifra que se mantiene en línea con los resultados del año anterior.
La urgencia y claridad de este llamado invitan a los agricultores y productores a reflexionar sobre sus próximos pasos. Liquidar sus productos antes de junio podría ser la clave para mejorar sus márgenes y asegurar una mejor gestión en este clima volátil. El futuro del sector depende en gran medida de su capacidad de reacción ante estos cambios.
En esta encrucijada, el tiempo se convierte en un aliado y un adversario. La decisión de los productores en estos días determinará su lugar en el futuro del agro argentino. La invitación está dada. ¿Estás listo para actuar?