En agosto, los principales bancos del país aplicaron fuertes aumentos en las tasas que pagan por los plazos fijos en pesos, en medio de la estrategia del Gobierno para absorber pesos y evitar presiones sobre el dólar.
Según los datos oficiales enviados al Banco Central, el incremento promedio fue de 8,92 puntos porcentuales, con casos en los que las subas superaron los 13 puntos.
En general, las tasas más altas (44% o más) se concentran en bancos medianos y pequeños, que buscan ser más agresivos para captar depósitos.
Los bancos más grandes, como Santander, Macro o Provincia, aplicaron incrementos moderados, ubicándose entre el 35% y el 40%.
La única entidad que bajó su tasa fue Banco Masventas, que recortó de 35,50% a 25% (-10,5 puntos).
Este ajuste se da mientras el Gobierno, a través del Tesoro, ofrece altas tasas en colocaciones de deuda para absorber liquidez. El objetivo: evitar un salto del dólar y mantener controlada la inflación.
En este escenario, los bancos compiten más por los ahorristas, ofreciendo rendimientos que no se veían desde hace meses.
Para el pequeño ahorrista, estas subas pueden ser un incentivo para volver al plazo fijo, aunque todavía las tasas reales siguen compitiendo con la inflación y la volatilidad del dólar.