En Argentina, se estima que una de cada 100 personas vive con epilepsia, una condición neurológica que afecta a millones en todo el mundo. Sin embargo, entre un 20 y 30% de estos pacientes no responden a los tratamientos farmacológicos convencionales, una situación conocida como epilepsia refractaria. Frente a esta realidad, la dieta cetogénica ha surgido como una alternativa terapéutica prometedora para aquellos que no encuentran alivio en los medicamentos.
La dieta cetogénica, que se caracteriza por un alto contenido de grasas y bajo en carbohidratos, induce un estado metabólico llamado cetosis, en el cual el cuerpo utiliza las grasas como fuente primaria de energía. Este proceso, que inicialmente se diseñó para tratar la epilepsia en la década de 1920, ha mostrado ser eficaz en la reducción de las crisis epilépticas en pacientes refractarios, especialmente en niños.
¿Cómo funciona la dieta cetogénica en la epilepsia?
En pacientes con epilepsia refractaria, las convulsiones no logran ser controladas con medicación, lo que afecta significativamente la calidad de vida. La terapia cetogénica interviene modificando la forma en que el cerebro utiliza la energía, disminuyendo la hiperexcitabilidad neuronal que desencadena las crisis.
Estudios han demostrado que esta dieta puede reducir las crisis en un 50% en algunos casos, e incluso eliminarlas por completo en otros. Aunque su aplicación debe ser estrictamente supervisada por profesionales de la salud, ya que implica cambios drásticos en la alimentación, los resultados obtenidos en pacientes con epilepsia resistente han sido alentadores.
Un enfoque en la niñez: la importancia de alternativas no farmacológicas
En Argentina, aproximadamente 50 mil niños padecen epilepsia refractaria, una cifra alarmante si se considera que las crisis no solo afectan su desarrollo neurológico, sino también su vida cotidiana y la de sus familias. Para estos pequeños, la dieta cetogénica puede ser una herramienta valiosa cuando los medicamentos fallan.
La implementación de esta dieta en centros especializados ha permitido a muchos niños recuperar el control de sus crisis, mejorando notablemente su calidad de vida. Además, se siguen investigando nuevas variantes de la terapia cetogénica para hacerla más accesible y menos restrictiva, brindando esperanza a quienes conviven con este complejo trastorno.