El argentino de 27 años, que había pisado firme esta primera semana en Australia (hasta su eliminación ante Djokovic, no había perdido ni un set), también fue autocrítico respecto al juego de este domingo. "Tuve la suerte de jugar muy bien las primeras tres rondas, contra rivales obviamente muy difíciles, porque es un Grand Slam, pero me faltó tener un partido con un rival con el nivel un poco más parecido al de Djokovic, para entender que quizás con sólo tirarla para el otro lado, en varios pasajes del partido, no alcanzaba. En todo momento me faltó un poquito de algo y, cuando él estaba muy preciso en la línea de fondo, ser un poco más agresivo. No tuve muchas chances en cada set. Él siempre estuvo arriba y jugando mejor". Asu vez, en un balance de su sexta participación en el Grand Slam, destacó: "Igualmente, fue un muy buen torneo para mí y para seguir aprendiendo”.

"Fue una gran prueba la de hoy porque Diego venía haciendo un torneo tremendo en las primeras tres rondas, sin entregar ni un set. Yo sabía que si yo le daba tiempo, podía hacerme daño desde el fondo. Traté de traerlo a la red y creo que funcionó muy bien. Tal vez podría haber terminado el partido un poco antes, pero me parece que tuve una actuación sólida", declaró el defensor serbio, por su parte. Lo concreto es que, además de su cuarta derrota frente a Djokovic (como sucedió en el US Open 2014, en Roland Garros 2017 y en Roma 2019) y la eliminación del último representante nacional del cuadro de Australia, la caída del Peque profundiza una racha negativa que al argentino le viene costando demoler: tras 22 juegos frente a top 5 del ránking, aún no ha podido vencer a ninguno.