Paulina Brandberg, ministra de Igualdad de Género de Suecia, enfrenta una peculiar fobia que la ha colocado en el centro de la atención mediática: su miedo extremo a los plátanos, conocido como bananafobia. Este trastorno poco común ha llevado a su equipo a implementar estrictas medidas para evitar cualquier contacto con la fruta durante eventos y reuniones oficiales.
Una fobia bajo escrutinio público
El caso salió a la luz tras la filtración de correos electrónicos publicados por el periódico Expressen, que revelaron la planificación meticulosa de su equipo para mantener las instalaciones libres de plátanos. En uno de los intercambios, se solicitó específicamente que “no hubiera rastros de bananas en la sala”, describiendo la reacción de Brandberg como similar a una “fuerte alergia”. Aunque el equipo utilizó este término para facilitar la comprensión, la ministra ha aclarado que se trata de una fobia y que está recibiendo tratamiento profesional para gestionarla.
El origen de su aversión no es público, pero expertos señalan que las fobias alimentarias, como la bananafobia, suelen estar asociadas a experiencias traumáticas o aversiones sensoriales intensas. Entre los síntomas, destacan ataques de pánico, náuseas y ansiedad severa, lo que puede dificultar las interacciones sociales y laborales.
Apoyo y controversia en el ámbito político
La reacción pública ante este caso ha sido variada, oscilando entre la empatía y la burla. El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, expresó su respaldo a Brandberg, calificándola como una funcionaria “trabajadora” y condenando las burlas hacia su condición. “Es lamentable que una ministra sea reducida a una fobia. La gente debería superar esto”, afirmó Kristersson.
Curiosamente, Teresa Carvalho, diputada socialdemócrata y adversaria política de Brandberg, también confesó padecer bananafobia, mostrando solidaridad en un mensaje en X (antes Twitter): “En este tema estamos unidas contra un enemigo común”. Este gesto subrayó la necesidad de normalizar las conversaciones sobre trastornos poco comunes y desestigmatizarlos.
Bananafobia: un trastorno dentro de la cibofobia
La bananafobia pertenece a un grupo de trastornos conocido como cibofobia, que abarca miedos irracionales a alimentos específicos. Además de los plátanos, existen fobias similares como la carnofobia (miedo a la carne) o el miedo a los tomates y sus semillas. Estos trastornos, aunque raros, pueden afectar significativamente la calidad de vida de quienes los padecen, desde la interacción social hasta el desempeño profesional.
En el caso de Brandberg, su equipo ha manejado la situación con discreción, limitándose a confirmar que se toman medidas para evitar incidentes y garantizar su bienestar en eventos públicos. Según especialistas, abordar este tipo de condiciones requiere no solo tratamiento profesional, sino también comprensión y apoyo por parte de los entornos laborales y sociales.
Una oportunidad para concienciar sobre las fobias alimentarias
A pesar de la polémica, el caso de Brandberg ha puesto de relieve un tema poco explorado: las fobias alimentarias y su impacto en la vida cotidiana. Mientras algunos critican la atención mediática desproporcionada, otros ven la situación como una oportunidad para educar y promover la empatía hacia quienes enfrentan estos trastornos.
“El enfoque no debería estar en ridiculizar estas condiciones, sino en entenderlas”, afirmó Johan Pehrson, ministro de Educación y compañero de partido de Brandberg. Además, recordó el compromiso de la ministra con la defensa de los derechos humanos y la igualdad de género, destacando que su trabajo no debe ser opacado por una fobia.
El caso de Brandberg resalta la importancia de desestigmatizar los trastornos psicológicos y fomentar un enfoque comprensivo, recordando que incluso las figuras públicas enfrentan desafíos personales complejos que merecen respeto y empatía.