Se dice que todos tenemos un «doble» en algún lugar del mundo, y la ciencia moderna ha comenzado a arrojar luz sobre las sorprendentes similitudes genéticas entre personas que comparten una apariencia casi idéntica sin tener relación familiar alguna. Este fenómeno, conocido como «doppelgänger», fue recientemente investigado en un evento inusual en Nueva York: el «Concurso de Dobles de Timothée Chalamet». Más allá de la popularidad del evento, captó la atención de investigadores genéticos interesados en los «twin strangers» o «extraños gemelos».
Similitudes genéticas en personas sin parentesco
Estudios recientes, liderados por el genetista español Manel Esteller, han revelado que estos dobles no solo se parecen físicamente, sino que también comparten variantes genéticas específicas. Esteller y su equipo analizaron el ADN de 32 parejas de doppelgängers, documentadas en un proyecto del fotógrafo François Brunelle. Los resultados, publicados en Cell Reports, indicaron que estas personas compartían secuencias genéticas en «sitios polimórficos», que influyen en rasgos físicos como la estructura ósea y la pigmentación de la piel.
Según Esteller, las limitaciones en las combinaciones genéticas en una población de más de 7.000 millones de personas hacen esperable la existencia de dobles con similitudes notables. «La similitud genética entre doppelgängers responde a la cantidad limitada de formas de construir una cara humana», explicó el genetista.
Los doppelgängers y su personalidad
¿Estos «dobles» comparten algo más allá de lo físico? La psicóloga Nancy Segal, de la Universidad Estatal de California, estudió la personalidad de algunos doppelgängers y descubrió que, a pesar de su apariencia similar, sus personalidades variaban tanto como en cualquier par de personas no relacionadas. Segal concluyó que estos dobles confirman que la personalidad es independiente de la apariencia física.
Aplicaciones y dilemas éticos
El estudio de los doppelgängers podría tener implicaciones en la medicina y la ciencia forense, al facilitar diagnósticos de enfermedades genéticas mediante patrones faciales. Sin embargo, también plantea dilemas éticos. La experta en bioética Daphne Martschenko advierte que el reconocimiento facial basado en ADN podría perpetuar sesgos raciales y afectar decisiones legales o laborales.
El interés en los doppelgängers revela no solo el atractivo de encontrar «gemelos desconocidos», sino también una oportunidad para profundizar en los misterios de la genética y el sentido de conexión humana que compartimos.
