La Resolución establece condiciones específicas para la importación de carne con hueso proveniente de áreas donde se aplica la vacunación. Sin embargo, este movimiento ha encontrado resistencia entre las provincias del sur de Argentina, como Río Negro, Neuquén, Chubut y Santa Cruz, que han alzado la voz en contra de cualquier modificación a la barrera sanitaria. Argumentan que flexibilizar estas regulaciones pondría en riesgo su status sanitario y, en consecuencia, el comercio regional que tanto han trabajado por mantener.
Este debate no se ha limitado a conversaciones informales; ha cobrado una relevancia notable, llevando a encuentros entre representantes del sector agropecuario y las autoridades nacionales. Cada intercambio ha estado cargado de tensiones, pero también de la voluntad de buscar soluciones y salvaguardar la integridad del agro en la Patagonia.
El gobierno, por su parte, ha querido dejar claro que no hay intenciones de eliminar la barrera sanitaria. Sin embargo, han abierto un canal de diálogo que promete revisar ciertos aspectos de la Resolución 180/2025. Esta propuesta ha generado tanto interés como inquietud entre los productores de la región, quienes han comenzado a tomar nota de los posibles cambios que podrían influir en su día a día y en el futuro del sector agropecuario.
Las tensiones entre las provincias patagónicas y el gobierno son palpables. Con un plazo de 90 días establecido para revisar y definir la situación actual, el tiempo será crucial. Es en este escenario de incertidumbre donde se entrelazan opiniones y posturas, esperando que el desenlace no solo proteja la salud sanitaria de la Patagonia, sino que también garantice un futuro próspero para sus productores.
Desde las montañas nevadas hasta los valles productivos, la Patagonia observa atentamente. La resolución de esta controversia podría definir el horizonte hacia un futuro que, sin duda, requerirá de un delicado equilibrio entre sanidad y prosperidad en el sector agropecuario.