La publicación de CARBAP posicionó a Chivilcoy como uno de los municipios con las tasas viales más elevadas de la provincia, un señalamiento que sorprendió e indignó a la comunidad. Según el informe, la tasa podría alcanzar los $17.321 por hectárea anualmente, una cifra alarmante y que, a primera vista, dejaría a cualquier vecino con dudas sobre la administración local. Sin embargo, Britos no se quedó de brazos cruzados. Lejos de permitir que esta información calara hondo en la percepción pública, salió a contrarrestar lo que calificó de “falsa y malintencionada” afirmación.
Con claridad y datos en mano, el intendente dejó claro que el monto real es de $903,02 por hectárea para terrenos de hasta 50 hectáreas, mientras que para aquellos que superan esta extensión, la cifra asciende a $1.062,35. “Esto es más de un 25% menos de lo que se asegura en el informe de CARBAP”, enfatizó. La exposición de cifras reales por parte de Britos no solo busca aclarar malentendidos; sugiere también que existe un trasfondo político en esta cuestión, algo que se vuelve aún más palpable en un año electoral.
El intendente recordó que estos números ya estaban en discusión con representantes de CARBAP, quienes deberían estar al tanto de la realidad fiscal que enfrenta Chivilcoy. Además, subrayó la importancia de la colaboración del municipio con los productores locales alrededor de la transparencia fiscal. Una declaración que, más allá de su significado, ilumina la intención de Britos de fortalecer la confianza entre el gobierno local y sus ciudadanos.
Pero esta situación no es única. Al igual que Chivilcoy, otros municipios vecinos también han visto brotar quejas similares sobre la carga impositiva. Algunos productores, incluso, han aceptado las tasas sin mucho reparo, lo que genera aún más tensiones en la comunidad. La controversia se ha convertido en un diálogo público necesario que invita a reflexionar sobre la administración de los recursos y la relación entre los gobernantes y los gobernados.
Reflexiones en un Año Electoral
En este contexto, el escenario político se complica, y la verdad detrás de las cifras puede tener implicaciones significativas. La administración de Britos busca no solo defender su gestión, sino también mantener el soporte de la comunidad, que juega un papel crucial en la construcción de una política inclusiva y participativa. Es un momento de oportunidades y desafíos, donde la comunicación abierta y el compromiso mutuo son más relevantes que nunca.
La historia de Chivilcoy es una historia de lucha por la verdad en medio de informaciones confusas. A medida que avanzamos hacia un futuro incierto, la valentía de los líderes como Guillermo Britos puede marcar la diferencia en la percepción pública y, lo más importante, en la vida de los ciudadanos que dependen de decisiones transparentes y justas.