Un reciente estudio realizado por científicos de la NASA ha revelado nuevos detalles sobre cómo Marte, un planeta que alguna vez albergó vastos cuerpos de agua, se convirtió en el desierto frío e inhóspito que conocemos hoy. Analizando carbonatos en el cráter Gale, los expertos han identificado dos escenarios climáticos extremos en la evolución del planeta rojo, ofreciendo nuevas pistas sobre su capacidad para sostener vida en el pasado.
El rover Curiosity, que desde 2011 recorre la superficie marciana, ha sido clave en esta investigación. Equipado con tecnología avanzada, ha permitido analizar la composición isotópica de minerales ricos en carbono, conocidos como carbonatos, que actúan como “registros climáticos”. Estos compuestos brindan información valiosa sobre las condiciones bajo las cuales se formaron, incluyendo la temperatura, la acidez del agua y la atmósfera en ese momento.
Ciclos climáticos extremos: las dos posibles historias de Marte
El análisis de los carbonatos sugiere dos posibles mecanismos para su formación. En el primer escenario, Marte habría experimentado ciclos húmedos y secos, alternando entre periodos más favorables para la vida y otros menos habitables. En el segundo, los carbonatos se habrían formado en ambientes de agua extremadamente salada y bajo temperaturas heladas, en lo que se conoce como condiciones criogénicas.
Jennifer Stern, coautora del estudio, explica que ambos regímenes climáticos tendrían implicaciones diferentes sobre la posible habitabilidad del planeta. Mientras que los ciclos húmedos podrían haber permitido condiciones más favorables para la vida en ciertos momentos, las condiciones criogénicas habrían creado un entorno más hostil, con agua atrapada en el hielo y altos niveles de salinidad, lo que habría dificultado la existencia de procesos biológicos.
Evaporación extrema y un clima marciano cada vez más hostil
El estudio también destacó la existencia de un grado extremo de evaporación en la historia de Marte, mucho mayor de lo que se ha observado en la Tierra. Los valores isotópicos medidos en los carbonatos indican un proceso que llevó estos niveles al límite, sugiriendo que el agua líquida fue, en gran parte, transitoria en la superficie del planeta.
David Burtt, autor principal del estudio, subrayó que estos altos valores isotópicos son evidencia de que Marte sufrió una intensa evaporación, lo que contribuyó a la transformación de su clima. A pesar de las condiciones hostiles reveladas por el estudio, los científicos no descartan que, en algún momento de su historia, Marte haya albergado vida microscópica, posiblemente en áreas subterráneas.
El enigma continúa
A medida que Curiosity sigue explorando el cráter Gale, los científicos continúan desentrañando las complejas condiciones climáticas que han moldeado el planeta rojo. Aunque los datos obtenidos indican que las condiciones en la superficie marciana no fueron propicias para la vida tal como la conocemos, aún queda mucho por descubrir sobre la evolución de Marte y su potencial para haber albergado formas de vida en el pasado.
fuente: Infobae